John Bowlby ha sido el autor que con más claridad ha definido el apego y la formación de vínculos seguros y las consecuencias que esto tiene en el desarrollo emocional de las personas. En sus propias palabras:
“Muchos de los sentimientos más intensos surgen durante la formación, el mantenimiento, la alteración y la renovación de las relaciones de pareja. La formación de un vínculo afectivo se describe como enamoramiento; mantener ese vínculo, como amar a alguien; y perder a la pareja, como llorar a alguien. Asimismo, la amenaza de la pérdida produce ansiedad y, la pérdida real, pena; es previsible que cualquiera de estas situaciones provoque enfado. El mantenimiento de un vínculo afectivo seguro se siente como una fuente de seguridad y la renovación de un vínculo como una fuente de alegría.”
Arlene Vetere y Rudi Dallos explican en su nuevo libro Apego y terapia narrativa cómo “los modelos de funcionamiento interno de las relaciones son nuestras creencias y expectativas sobre nuestra propia conducta y la de otras personas en las relaciones íntimas; las ideas que tenemos del “yo”, por ejemplo, lo amorosos, respetables, aceptables y merecedores del cariño de los demás que somos; y la disponibilidad, receptividad e interés de los demás por atendernos y cuidar de nosotros. Esta conceptualización de cómo percibimos, construimos y co-construimos una idea de nosotros mismos, de los demás, y de nosotros en relación con los demás, encaja bien con el actual pensamiento sistémico y práctica narrativa, pero lo que la teoría del apego ofrece es una perspectiva evolutiva.”
En el prólogo a la edición española, Annette Kreuz rescata las palabras de Arlene Vetere y Rudi Dallos: “este enfoque ofrece un marco de cuatro escenarios para pensar sobre el proceso de terapia de pareja y familia: crear una base segura, explorar narrativas y experiencias de apego dentro de un marco sistémico; reducir los patrones inútiles y considerar alternativas; trabajar hacia el futuro y mantener una base terapéutica.